Cristo Rey de Tenancingo en el cerro de las Tres Marías

Llegar al cerro donde se ubica esta imagen implica subir unos 1,200 escalones por una empinada ladera donde se van descubriendo nuevas vistas cada que sumamos cientos de escalones en nuestro ascenso.
El Cristo mira hacia el sur, hacia la ciudad abajo, al movimiento de sus habitantes en las calles, hacia el valle, los cerros a lo lejos, todo ello podemos mirarlo también nosotros si llegamos a ese lugar donde se encuentra.
El Cristo Rey además de atractivo turístico, se va convirtiendo en una imagen de identidad, y también un referente que va tejiendo su propia historia pues el trayecto para llevarse a cabo va desde que el sacerdote Jesús Hernández Espinosa era seminarista y tuvo la idea, hasta que aproximadamente por 1979 empezó a hacer largas gestiones burocráticas con autoridades eclesiásticas ya que NO en cualquier lugar se permitía hacer un Cristo de tales dimensiones. Posteriormente, sorteados los trámites se inicia la construcción en 1985.
Con sus 9 metros de pedestal-base y 21 metros de la escultura es una estampa visual que no pasa desapercibida pues puede verse desde muchos lugares del municipio de Tenancingo, estado de México.
El proyecto integra arquitectura, escultura y paisajismo, conformando un conjunto monumental con sencillez y elegancia donde lo sacro predomina en una postura del Cristo predicador tranquilo.
El turismo religioso tiene entonces un lugar en esta explanada, pero también hay lugar para los amantes de la fotografía, los asiduos a lugares de reflexión, amantes de la naturaleza, los senderistas, los ciclistas, los corredores, los viajeros que buscan nuevas perspectivas y lugares a los que implica un poco de esfuerzo llegar, pues, aunque se puede llegar en auto, es muy recomendable la experiencia de llegar a pie al sitio.
La vista desde la cima del cerro de las Tres Marías recompensa ese esfuerzo, se nos muestra la ciudad con sus paisajes que la circundan. Por un tiempo podemos ver lo que el Cristo ve todos los días a lo lejos, en las montañas muy lejanas, y lo que sucede abajo, donde la vida transcurre en las calles y la gente puede continuamente voltear al Cristo que les devuelve la mirada o capta las oraciones desde el cerro.
Escucha: Mil colinas lejanas